/* */

Helsinki

domingo, 8 de agosto de 2010
Hola y buenas a todos. Hoy os voy ha hablar de mi estancia en Helsinki.

De las ciudades que visité en el crucero, fue Helsinki la que menos impresión me causó. Es una ciudad sin muchos sitios de interés turístico, al menos desde mi punto de vista y comparándola con el resto de ciudades que había visitado. La ciudad conserva aun vestigios de lo que fue la larga ocupación rusa desde finales del siglo XIX a principios del XX, tanto en monumentos como en sus gentes, que conservan su rasgos faciales caracteristicos más parecidos a los rusos, que a sus vecinos los suecos.

Pero hablemos de mi experiencia. Al igual que en Estocolmo, tuve que coger un autobús para llegar al centro de la ciudad, pero la mala suerte de este día fue que me cogió buena parte de la mañana con una fina lluvia muy molesta, sobre todo para disparar fotos. En el rato que estuve en la ciudad os destacaré la iglesia ortodoxa, la catedral luterana, el mercado del puerto y una iglesia que no visité pero me comentaron que era muy curiosa pues, al parecer está escavada en la roca.
La catedral de Helsinki es evangélica luterana y está situada en una de las zonas más altas de la ciudad, lo que hace que sea visible desde muschos puntos, razón por la cual es la protagonista de muchas de las postales típicas de Helsinki. El edificio destaca también por el blanco de sus muros (es mundialmente conocida como la catedral blanca) y el verde de sus domos, que son torres acabadas en cúpula. A sus pies está la plaza del senado, a la cual se baja por unas grandiosas escalinatas. La plaza es de mediano tamaño, pero con unas vistas impresionantes de la catedral. En el centro de la plaza hay un monumento dedicado al emperador Alejandro II de Rusia.
Tras visitar la catedral, muy austera y sencilla en su interior, me dirigí hacia la plaza del mercado, que da al mar, bajando por una calle que desemboca directamente en dicha plaza, pasamos por un bar español, no me lo esperaba, y me acerqué por curiosidad para ver los platos que servían. Platos tipicamente españoles, claro está, pero lo que me asombró fueron sus precios, un salmorejo rondaba los 20 euros, un robo cuando hacerlo vale una miseria. Pensé que el bar sería para personas de dinero y de ahí esos precios, pero me equivoqué, pues toda Helsinki es cara. Entré en varias tiendas y el precio era altísimo. Supongo que se debe a la alta renta per capita de la ciudad.
Pero sigamos con el paseo. Llegué a la plaza del mercado, donde podías encontrar suvenirs típicos de la ciudad y comer, pues había varios puestos de comida típica donde te hacían sobre la marcha lo que fuese .... no lo probé, xd.

Tras salir de la plaza me dirigí a la iglesia ortodoxa, que domina una pequeña colina. Muy destacable por sus muros de ladrillos de un color rojizo intenso y por la angosta escalita que serpentea entre una abundante vegetación que la rodea. La decoración del interior es típica ortodoxa, es decir muchas pinturas y frescos por los muros.

Tras esta visita decí regresar al barco para descansar y prepararme para lo que sería la joya de la corona de este viaje, San Petesburgo, en donde estuve 2 días inolvidables.






Por último os voy a colgar una foto que me gusta mucho y que hice en la cubierta del barco a la salida de Helsinki. Mi mujer me decía que era el tonto de las gaviotas pues me llevaba un rato buscando una buena foto, cosa que al final creo que logré. A ver que os parece.




Un abrazo.

0 comentarios:

Publicar un comentario